La sopa de ajo o sopa castellana es un plato de origen humilde que tiene su origen en los pastores castellanos, quienes tenían que recorrer largas distancias necesitando un plato que les calentase en las noches de invierno y les proporcionara mucha energía en un solo plato.
Algunos expertos la recomiendan como una cura para la resaca. En casa siempre hemos pensado “¿qué mejor sopa para calentarse en una fría noche de invierno?”.
Esta receta ha sido un almuerzo muy frecuente en la antigüedad. Se desayunaba con un café al alba y un par de horas después se tomaba esta sopa para mantener las fuerzas. Es costumbre, además, servir esta sopa tras noches de actividad. Algunos autores mencionan lo sano de su ingesta debido a su fácil digestión, actuando al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal irritada por los abusos.
Elaboración
INGREDIENTES
- 1 litro de agua o caldo de pollo,
- 2 lonchas gruesas de jamón o masa de chorizo
- 1 cabeza de ajos
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 4 rebanadas de pan (mejor si es duro)
- 2 huevos
- aceite de oliva virgen extra (AOVE) y sal.
RELLENO Y DECORACIÓN
Pelar y cortar en rodajas los ajos. Cortar el jamón a tiras.
En una cacerola, freír los ajos en tres cucharadas de aceite de oliva. Cuando estén empezando a dorarse, añadir el jamón o la masa de chorizo. Añadir un poco de cada al gusto. Cuando se fríe un poco, añadir el pimentón y remover con una cuchara de madera, solo unos segundos. Para que no se queme, incorporar el agua o el caldo de pollo inmediatamente.
Echar un poco de sal y dejar hervir 10 minutos. Añadir el pan duro a trozos y hervir 15 minutos más, mientras remueves, de vez en cuando, con una varillas para deshacer el pan. Batir dos huevos y verter dos minutos antes. Remover.
Una versión más rápida: en vez de añadir el pan a la sopa, puedes tostar las rebanadas y colocar en el plato. Verter en la sopa un huevo por comensal, sin batir. Hervir hasta que cuaje y servir bien caliente sobre las rebanadas de pan.