Tres mujeres vivieron un extraño suceso paranormal, que tuvo transcendencia nacional en los medios de comunicación.
En 1994 sacerdote tuvo que intervenir en una vivienda de Linares, para rezar ante los raros sucesos que se habían dado, con la intención de descubrir realmente qué había pasado y alertado por los vecinos.
Todo ocurrió cuando un espíritu, según los testigos, se manifestó en un piso de un céntrico residencial de la ciudad, llamado Linama.
Dos mujeres y una menor se pusieron a experimentar en una sesión de ouija y lograron comunicarse por medio de una fuerza que guiaba sus manos por el tablero, con el espíritu de un niño, de nombre era Agustín. Curiosamente, se trata de uno de los nombres típicos de Linares, por ser San Agustín su patrón.
Las mujeres asistieron a fenómenos como el movimiento de los cuadros colgados en la pared o de los radiadores. La situación resultó tan alarmante que llegaron a llamar a la Policía Nacional que se personó en el lugar de los hechos, que no supieron explicar lo que allí vieron. Fueron testigos de os movimientos de objetos y demás sucesos paranormales, no encontrando ningún hilo o truco que pudiera explicar el fenómeno.
Tras la inspección en el lugar de los hechos, una de las mujeres que participó en la sesión de ouija fue conducida a la Comisaría, donde también se repitieron los fenómenos paranormales de nuevo, aunque pudo prestar declaración sobre lo sucedido y levantar la correspondiente acta oficial sobre este suceso, aún sin esclarecer.