Iglesia de la Magdalena

Iglesia de la Magdalena
Martes, miércoles y viernes 19:00 Sábado 19:30 Domingo 12:30
Plaza de la Magdalena, s/n
Precio del acceso: Gratuito
¿Hay que pedir cita previa?: No

¿Sabías que la Iglesia de la Magdalena es la más antigua de Jaén? Además, aquí conviven elementos musulmanes como un patio y una aljibe junto a elementos tan típicos del gótico como los arcos apuntados.

Historia de la Iglesia de la Magdalena

Su origen se encuentra en una pequeña mezquita fundada por el mismísimo Abderramán II en el siglo VIII. De esta época se conservan un estanque para abluciones y el alminar (torre pegada a una mezquita desde donde se convocan a los musulmanes para que acudan a la oración).

En el siglo XII, con la Reconquista cristiana, se convierte en una iglesia pero conservando la estructura original de la mezquita. Pero en el siglo XVI un obispo modifica la estructura, construyendo así una iglesia gótica.

En 1960, esta iglesia sufrió importantes restauraciones culminadas por el arquitecto Luis Berges Roldán.

Estructura de la Iglesia de la Magdalena

El edificio que podemos ver ahora, está formado por 4 naves divididas por pilares y arcos apuntados. Su planta es cuadrada pero irregular. El campanario es el antiguo alminar, que además fue reformado por Andrés de Vandelvira.

El patio de origen musulmán se conserva en perfecto estado.

La fachada es sencilla, de estilo gótico isabelino y destaca la imagen de la magdalena en el centro.

¿Debería visitarla?

Sí, además de poder ver la iglesia como tal, te puedes acercar a ver el raudal de la magdalena, lugar que aparece en la leyenda del lagarto de la magdalena.

La leyenda del lagarto de la Magdalena

Cuenta la leyenda que en 1628, en una cueva junto a la fuente de la Magdalena apareció un lagarto de grandes dimensiones, que atemorizaba a la gente y se comía a quien iba a por agua o a las ovejas de los alrededores. Los vecinos de la Magdalena, asustados, no se atrevían a salir al manantial, por lo que buscaron una solución al problema del lagarto.

Aquí, la leyenda se diversifica, habiendo tres versiones distintas de la muerte del lagarto:

El preso y los panes

La gente, muy asustada por el peligro, ya no sabía qué hacer para librarse del lagarto. Pero un preso que fue condenado a muerte prefirió morir luchando que entre barrotes, por lo que se ofreció para matar al lagarto. Y en caso de conseguirlo, se ganaría el perdón y su libertad.

Así fue como, gracias a la desesperación de los habitantes de Jaén, este preso encaminó su destino hacia lo que podría ser una muerte segura. Cogió un caballo, un costal de panes calientes y un saco con pólvora. Y por la noche, cuando el lagarto dormía, el preso se acercó a la cueva dejando una hilera de panes. Animado por el olor, el dragón salió de su cueva y comenzó a comer los panes. El preso siguió lanzándole panes mientras huía a lomos de su caballo hasta que llegó a la iglesia de San Ildefonso. Allí, el preso cambió los panes por el saco de pólvora. Y el lagarto, confundido, a la boca se lo llevó saltando así por los aires

El pastor y la piel de oveja

Un pastor estaba harto de que el lagarto se comiera a sus ovejas, así que ideó una treta para acabar con el lagarto. Tomó a una de sus ovejas y la mató, sacándole parte de la carne y rellenando el pellejo con yesca encendida. El reptil, al oler el cordero ensangrentado, lo engulló y murió al quemarse con la yesca.

El caballero y los espejos

Los vecinos fueron a pedir ayuda a un guerrero, que se atavió para la ocasión con una armadura hecha de espejos relucientes. Al acercarse al lagarto ,el sol reflejado en los espejos cegó al lagarto. El caballero aprovechó ese momento para atravesar al lagarto con su espada. Tal fue la fuerza con la que atravesó al animal que tropezó con una de las piedras del sendero cayendo por uno de los terraplenes cercanos a él.

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