Sale un poquito el sol, la lluvia nos da un respiro y automáticamente nos entran unas ganas feroces de salir a la calle. Con el confinamiento perimetral nos hemos dado cuenta de que Jaén tiene muchos rincones mágicos, como podría serlo el Castillo y la aldea de Otíñar, lugar al que la pandemia le ha pasado factura.
El senderismo y los paseos por el campo han sido la actividad estrella desde que salimos del confinamiento domiciliario. Por ello, Otíñar ha visto cómo aumentaba el número de visitantes, siendo este el problema de su deterioro (como las pintadas en el interior del dolmen de Otíñar). Son restos que datan del 3.000-4.000 A.C. que deben ser cuidados por su importancia. Por eso, el Ayuntamiento ha pedido ayuda a la Junta de Andalucía.
Los restos de Otíñar se encuentran en terrenos privados, pero están catalogados como Bienes de Interés Cultural, por lo que son de protección pública. La solución se basa en que la Junta de Andalucía inste a los propietarios de esos terrenos a proteger la zona.
¡Jiennenses, cuidemos nuestro pasado y nuestra historia!
