La pandemia del coronavirus que azota en nuestros días al mundo entero hace que paremos a recordar las historias en tiempos de epidemias que tras décadas han ido pasando de generación en generación.
Nos remontamos a siglos atrás, cuando los jiennenses no disponían de tantísimos medios de comunicación y mucho menos de toda la información de la que disponemos ahora. No había televisión, ni redes sociales, ni radio, solo una oscuridad tecnológica. Tampoco servían de nada los periódicos o el intento de parecerse a uno de ellos, ya que la cultura brillaba por su ausencia en tiempos pasados.
Aquellas personas, desnudas ante las inclemencias de la naturaleza y la desinformación, fueron las primeras en enfrentarse a epidemias como la que hoy afrontamos del coronavirus. Y por tanto, fueron las primeras en buscar una esperanza a la que agarrarse.
Así fue como se dio lugar al origen de la devoción a El Abuelo de Jaén, también conocido como Nuestro Padre Jesús Nazareno, en tiempos de epidemias.
El origen de la devoción a El Abuelo de Jaén durante la peste
Cuenta la historia de Jaén, que en 1681, la peste asoló las calles de Jaén y gran parte de Andalucía dejando fallecidos por cada rincón.
Se habilitó un hospital a las afueras de la ciudad, en la calle que por entonces se llamaba Juan Izquierdo y que hoy tiene el nombre de Josefa Segovia. Allí se llevaban a los enfermos de peste con pocas o ninguna posibilidad de sobrevivir por la falta de aseo y asistencia de enfermeros.
Fue entonces cuando tres frailes del Convento de San Francisco se ofrecieron voluntarios para ayudar a los enfermos de peste. Hasta el hospital fueron en procesión con la imagen de San Francisco y se pusieron manos a la obra con el aseo de todo el hospital.
Los frailes cayeron enfermos contagiados por la peste, de los cuales solo uno de ellos sobrevivió. Y viendo que la epidemia iba en aumento, los devotos acudieron a la imagen del conocido como El Abuelo buscando remedio.
La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue llevada en procesión hasta el hospital para rogarle que aquella epidemia parase. Y según cuentan, desde aquel momento no hubo un muerto más. Pocos días después el hospital cerró y las llaves de este las colocaron en el brazo del Abuelo, siendo hoy día uno de los detalles más simbólicos de la imagen santa de Jaén.
Las costumbres sobre El Abuelo de Jaén que surgieron durante la peste
Y aunque la epidemia de la peste parecía zanjada, estuvo yendo y viniendo durante largos años. Tras su primera aparición, volvió en 1720, cuando el Ayuntamiento de Jaén mandó celebrar una fiesta religiosa en honor de El Abuelo.
De esta celebración surgió una de las costumbres más señaladas de los jiennenses. Se trataba de tener en casa una estampa del Abuelo pasada por su manto que frailes y cofradía se encargaron de ofrecer a todos y cada uno de los jiennenses.
Los milagros de El Abuelo le dotaron de la Medalla de Oro de la Ciudad
En los años posteriores, varias veces volvieron los jiennenses a salir en procesión con El Abuelo a sus espaldas pidiéndole que obrara de nuevo su milagro. Así fue en las tantas veces que la peste volvió y cuando la epidemia de cólera amenazó con traspasar los límites de la ciudad, que finalmente no fue así.
Por todos estos sucesos que fueron considerados como milagros de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en 1999, se le atribuyó la Medalla de Oro de la Ciudad.
Así ha sido la historia de Jaén y las esperanzas de sus habitantes. Hoy en día las cosas son muy diferentes y tenemos al alcance de nuestra mano todo lo que necesitamos saber para combatir a esta epidemia. ¡Con la colaboración de todos, lograremos salir adelante Jaén!