Una veintena de fogatas se distribuyen por toda la ciudad para invitar a los residentes y visitantes a disfrutar de una noche mágica. En la cima de las llamas se coloca un muñeco confeccionado a partir de prendas de vestir viejas rellenas de paja y serrín.
En su cabeza y pies se sitúan petardos que estallan al entrar en contacto con el fuego. En los alrededores de las fogatas, la gente danza y entona canciones populares de Jaén conocidas como «melenchones». También es tradicional saborear junto al fuego calabaza asada y las clásicas rosetas de maíz (palomitas), además de degustar embutidos como chorizo o morcilla, acompañados de vino.