Un disco debut que suena a veteranía. Es el primer pensamiento que puede rondar las sienes tras la reproducción del álbum homónimo de los jiennenses Vuelacruz. Estos onces cortes no se remiten solo a la belleza formal de la música -el nivel presentado es de matrícula-, va más allá porque lo que se propone tiene ese filo de riesgo y búsqueda que separa los fuertes de los débiles. Vuelacruz propone pop, pero también pone sobre la mesa la riqueza sonora del folk y una paleta instrumental valiente, para los instrumentos secundarios, que va desde trompetas fronterizas hasta el banjo o el theremin.