París tiene fama de ser la ciudad del amor, de los paseos por el Sena y de la gente haciéndose selfies frente a la Torre Eiffel. Pero la verdad es que hay mucho más allá. La capital francesa es un lugar lleno de rincones que casi nadie visita, sitios con una magia especial, donde se respira otra París, una más auténtica, menos abarrotada y con ese encanto que solo se descubre cuando caminas sin prisas. Para quienes no quieren perderse estos lugares, el autobús turístico en París puede ser una forma cómoda de moverse y, de paso, descubrir rincones menos conocidos sin calentarse la cabeza con mapas o apps. Es una manera fácil de recorrer la ciudad y hacer paradas estratégicas en sitios que merecen la pena.
Butte-aux-Cailles, el barrio que parece un pueblito
Hay barrios que sorprenden, y la Butte-aux-Cailles es uno de ellos. Está en el distrito 13, pero no tiene nada que ver con la imagen típica de París. Sus calles estrechas y empedradas, las casas de colores, las terrazas pequeñas con gente tomando algo sin prisas… Es un sitio con un ambiente muy bohemio, donde todo parece ir a otro ritmo. Lo mejor es perderse por sus calles y descubrir los murales de arte urbano que aparecen en cada esquina.
La galería Vivienne, elegancia sin multitudes
Muy cerca del Louvre, escondida entre calles con nombres algo difíciles de pronunciar, está la galería Vivienne. Se trata de un pasaje cubierto de los de antes, con un techo de cristal que deja pasar la luz perfecta para ver los suelos de mosaico y las tiendas con ese aire vintage que tanto gusta.
No hay prisas aquí. La gente pasea despacio, curioseando en las librerías antiguas o tomando un café en alguno de sus rincones.
Canal Saint-Martin, la París de los parisinos
Mientras la mayoría se agolpa en los Campos Elíseos, el canal Saint-Martin tiene otra cara de la ciudad. Desde aquí se ve a la gente sentada a la orilla, con una botella de vino y algo para picar, charlando durante horas sin mirar el reloj. Es un lugar perfecto para dar un paseo tranquilo, cruzando sus puentes de hierro y viendo cómo los barcos van subiendo y bajando por las esclusas. Además, en los alrededores hay un montón de bares y tiendas con mucho encanto, ideales para descubrir algo diferente y, de paso, escapar un poco del turismo masivo.
El museo de la Vida Romántica, un rincón con historia
En pleno Pigalle, donde todo parece girar en torno a bares y cabarets, está este museo. La casa donde vivió el pintor Ary Scheffer se ha convertido en un refugio para los que quieren conocer cómo era la vida en el siglo XIX, rodeados de retratos, cartas antiguas y objetos personales de personajes como Chopin o George Sand. Además, su jardín es una joya escondida.
La calle Crémieux, un arcoíris en pleno París
Por último, no te pierdas la calle Crémieux, cerca de la Gare de Lyon, que se caracteriza por sus casas de colores pastel, con puertas y ventanas decoradas con mucho mimo; es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad.
Es una calle pequeña, peatonal, y con un ambiente que recuerda más a un pueblo costero que a la gran capital. Eso sí, es importante visitarla con respeto, ya que es un sitio residencial y los vecinos no siempre están contentos con la cantidad de gente que pasa por allí solo para sacar la foto perfecta para Instagram.